El maratón cómo experiencia de vida

Un gran objetivo se compone de objetivos intermedios

Cualquier cambio requiere una gran autodisciplina y el fragmentar el gran objetivo en objetivos parciales, permite  el alcance del objetivo final mediante logros intermedios en los cuales mantener el foco de atención. Nos permite proporcionar a nuestro cerebro una constante retroalimentación positiva debida a los logros parciales y a la concentración del siguiente pequeño logro camino del  logro final.  Un maratón son 42km y 200 metros. Nunca había corrido en mi vida más de 5 km. La diferencia era demasiado grande, se trataba de trocear el objetivo final en objetivos intermedios. Empecé  a entrenar poco a poco la resistencia y a subir los kilómetros de los entrenamientos. Al alcanzar los objetivos intermedios, aumentaba la confianza de poder alcanzar el objetivo final. Conforme avanzaba en el plan de entrenamiento tenía siempre un mayor convencimiento de que cruzaría la meta de Central Park. Cuando entrené la media maratón, el lograr acabarla me dio el aliento que te da el saber de que el esfuerzo está mereciendo la pena. El día del maratón pensaba solo en el kilometro que estaba corriendo centrándome en la respiración, en las pulsaciones y en el ritmo. Zancada a zancada, latido a latido, llegué al ultimo kilometro y era igual al que había corrido tantas veces en mi imaginación. Era un «finisher»